julio 16, 2008

Mirada silenciosa: el sonido y el silencio en las obras de Tarkovsky y Kubrick (parte 1)

Siempre he tenido la fuerte convicción de que cualquier arte necesita de lo opuesto a su "materia prima" para poder verdaderamente ser percibido en todas sus dimensiones y penetrar hasta lo más profundo del ser del receptor. Esto puede tener connotaciones más allá de lo artístico, llegando a ser un principio universal : "... y en el comienzo sólo había oscuridad y silencio..."
Así, este fenómeno lo vivimos en el cine al enfrentarnos a la pantalla negra, ausencia de luz, energía generadora de este arte, y lo vivimos por igual en la música, con el silencio antes de un concierto o aún ya dentro de una pieza, como bien lo entendió Beethoven y nos lo hace "ver" al inicio de su Quinta sinfonía.
Durante el desarrollo de una obra, los momentos de ausencia de sonido nos dan un equilibrio regenerador que permite que entendamos las ideas subsecuentes. Sin ellos, lo que está por venir podría pasar desapercibido debido al aturdimiento que la excesiva carga de sonido o luz o palabras provoca en el que lo presencia.
Todo esto lo digo para hacer un breve análisis de cómo es que utilizan este fenómeno dos cineastas que considero verdaderos maestros en cuanto a la relación entre sonido (música, propiamente dicha) y silencio: Andrei Tarkovsky y Stanley Kubrick.

El cine de Tarkovsky, además de por sus bellas imágenes y sus tramas asfixiantes sin salida, se caracteriza por tener muy pocos momentos de música en el transcurso del filme. Un ejemplo de ello es Solaris en la cual, de las casi cuatro horas de maravillosas imágenes, yo diría que sólo 45 minutos tienen una pista de música. El resto... el silencio... nada más que los sonidos eventuales del ambiente y de las voces. El efecto de este manejo del silencio y la música resulta hipnótico para el espectador el cual se ve "arado" (sí, como si fuera tierra fértil) para las escenas más significativas donde el cineasta cede finalmente e introduce la música: música profundamente emotiva con imágenes no menos cimbreantes. Por ejemplo, las escenas previas momento en que se perderá la gravedad en la base de Solaris se desarrolla toda en silencio, únicamente movimiento, fotografía, blanco, rojo y aluminio. Después, lo cálido de la biblioteca donde se desarrolla la discusión entre los dos científicos que cuestiona todo el significado de lo que se estaba haciendo en ese momento: los alcances de la ciencia relacionados con el amor y los deseos del hombre, y después de esto... la ingravidez. Los amantes flotan juntos, la una sentada en el otro, al igual que los candiles y los libros de los cuales hace destacar Tarkovsky una edición del Don Quijote, citado también en varios otros momentos de la película. Y es en este instante que introduce la música, el tema de los créditos iniciales de la película, compuesto por J.S Bach e interpretado al órgano por Edward Artemiev. Otro momento del filme donde existe música es cuando Tarkovsky introduce algunas imágenes del invierno de Brueghel. Éstas son dos de las escenas más maravillosas que jamás haya visto en... toda mi vida. Y así, partiendo del silencio casi interminable de toda la cinta, llega a éstos climax donde se unen imagen, música, literatura, ciencia, amor, miedo y todas las demás dudas de nuestra época en sólo tres minutos, aunque no estoy seguro de que sean exactamente tres, pueden ser menos, pueden ser más, pero en dado caso, esos momentos me parecen afortunadamente eternos.

En realidad todas las películas de Tarkovsky que he tenido la fortuna de ver siguen este principio. Juega siempre con la ausencia y la presencia de diversos elementos, como son la música o los personajes, los diálogos o imágenes definidas para acentuar aún más el significado de sus símbolos. La balanza en cuanto a este tema, en el cine de Tarkovsky, se inclina hacia el silencio como acentuador del significado de los demás elementos de la obra. Creo que el caso de Kubrik es en cierto modo lo opuesto, y justo de esto hablaré en mi próxima publicación.

Les dejo los dos links para el soundtrack de Solaris (1972), El espejo (1975) y Stalker (1979), compuesto e interpretado por Edward Artemiev. Desgraciadamente las versiones en el disco aquí presentado no son exactamente las mismas que en la película, pero es el único que existe en el mercado. Si encuentro la forma de hacerles llegar esas otras versiones será de inmediato. El disco lo entrego en dos partes.

Publicado por cellofan & co.


Continuará...

3 comentarios:

Fifo dijo...

Muy interesante tu dicotomía, esperaré con ansia las demás partes. ¿Estás linkeando la banda sonora de Solaris en las dos ligas o es una compilación que incluye también El espejo y Stalker?

cellofan & co. dijo...

Es solo la banda sonora de las tres películas. Tal vez deba especificar gracias por hacermelo notar. Algunas versiones como el tema de Bach de Solaris no son las originales de la peli pero estoy trabajando en eso para los puristas y exigentes (como yo) que desean escuchar la música exacta que oyeron en la película. el resto si es así.
Pronto vendrá el de Kubrick. En la próxima entrega.

Carcharoth dijo...

Mil gracias por las canciones ( y por el texto, claro ), la única que logré encontrar por mi cuenta fue "They Go Long" porque estaba en youtube pero tuve que ponerme a extraer pista de audio del vídeo y... vamos una pesadez.

Pero como bien dices no son las canciones de las películas, no se si estas canciones son las originales y se modificaron para las películas o al contrario, las modificaron al editarlas como canciones independientes.

Este es el vídeo del que saque la canción de Stalker, a mi me parece que es la original de la película http://es.youtube.com/watch?v=rC7CTgHlowE esta canción me acelera el corazón... me pone casi enfermo, pero no puedo parar de escucharla.