agosto 19, 2008

El cine como un testigo silencioso del espacio geográfico















Es inevitable no percibir un contexto geográfico y cultural en cada manifestación artística del ser humano. En sus cantos, en libros, piezas teatrales, películas, programas de radio, etc. todas ellas hablan del tiempo en el que están siendo concebidas y no de otro. Incluso, cuando un escritor piensa en una obra futurista, acopla su presente a un contexto futurista, más no puede concebir algo de lo que al menos no se haya hablado en su época. Por ejemplo, si piensa en un monstruo hecho por computadoras malévolas que tienen como fin la destrucción del hombre y la apropiación de los recursos naturales del planeta. Es porque en su época, ya se ven esos problemas que con un poco de imaginación, ignorancia y tiempo, el hombre llegará a hacerlos más atroces hasta e irreversibles. En esto es en lo que seguramente estaba pensando  H.G. Wells cuando escribió la Guerra de los mundos a principios del s. XX. En el filme de El nacimiento de una nación, de David W. Griffith, en 1915; nos habla de problemas raciales, en la joven nación de los Estados unidos, la poca población sureña en el siglo XIX y el significado de la tierra para el grupo de color esclavizado, y al la vez, nacionalizado por accidente y deseoso de pertenecer a su nuevo hogar como ciudadanos. Un logro considerable que podemos destacar del trabajo de Griffith, fue el haber pensado la trama, acorde al la música con la que se iba a acompañar; una muestra más de la imaginación fecunda del creador, y que lo hizo ser el primero en hacer un soundtrack  en la historia del cine.  Otro excelente filme silente titulado El gabinete del Dr. Caligari, dirigida por Robert Wiene, en 1920, que a pesar de ser de una “realidad” expresionista, característica por una serie de matices de corte psicológico, hace una denuncia que se manifiesta en la posguerra, acerca de los conflictos que el mundo vive en su momento. Wiene no necesitó del sonido para hacernos sentir los efectos psicológicos que dejan huella después de una guerra; en vez de eso, se apoyó en las imágenes expresionistas que por sí mismas constituyen un lenguaje. Toda manifestación humana, está impregnada de un contexto cultural, y ese contexto cultural nos lo da el lugar en el que habitamos y en todo lugar en el que habita el hombre está latente y manifiesto un espacio geográfico.

Publicado por Neif

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente material, sería interesante saber más acerca de este primer soundtrack, qué piezas eran, y entonces tratar de ver/oir la película.

El Vuduchail dijo...

Te felcito por este trabajo, un blog muy interesante, lo de Taxi Driver esta muy bueno y los de Kubrick.
Me pasare harto y te agrego a enlaces

cellofan & co. dijo...

En efecto, cada obra está escrita en un presente para ese presente. Aún así, existe algo que nos permite "extraer" cierto significado de las obras del pasado en nuestro presente, que para ellos es futuro. He observado que existen dos maneras de lograr este asimiento de la obra. Uno es a través de las condiciones presentes que se pueden asemejar a aquellas, o bien, que son extensiones o hitos no resueltos de esos hechos que se ideron en un tiempo y un espacio geográfico definido. La otra manera es el imaginario que nos ayuda a reproducir de cierto modo aquellas condiciones. Esto último es, claro, un holograma, pero dicho olograma es también una realidad latente que proviene de un compendio histórico algo nebuloso que cada hombre tiene en sí. Sería mucho decir que todos conocemos los horrores de la guerra o las secuelas de ella. Sería dudoso decir que sabemos exactamente como se desarrollaban los conflictos raciales de la naciente Unión Americana, pero, a pesar de eso, algo dentro de nosotros nos hace identificarnos con la obra y su planteamiento, generando entonces un juicio no nada más estético sino de naturaleza moral e histórica. Este proceso permite a la obra trascender los límites de su espacio y contexto geográfico y de su tiempo de creación también.

Muchos saludos.