agosto 28, 2008

Aliento de vida

El género documental es muy extenso y en los últimos años se ha incrementado debido a que muchos de sus realizadores tienen el tino de anteponer el contenido a la forma. Esto es, que teniendo un buen tema aunado a una estructura narrativa visual que lo sostenga hasta un desenlace, no importa del todo la calidad de la imagen, ya que bien puede estar grabado con un teléfono celular, con una V8, o con una cámara de 35 milímetros. Supongo que la simpleza técnica para narrar algo a través de imágenes es uno de los pros o los contras que tiene la posmodernidad; pero no por este facilitador que la tecnología nos da, vamos a dejar de lado los anteriores trabajos documentales de los setenta, ochenta y principios de los años noventa, década importante para el mundo debido al la caída del Muro de Berlín; situación que cambió el rumbo de la humanidad y, en cuestión de imagen, abrió grandes posibilidades temáticas y narrativas en el lenguaje cinematográfico. Uno de los documentales que más tuvo relevancia al la caída del muro, fue Baraka, del director Estadounidense Ron Fricke, quien en 1992 se propuso la realización de un trabajo con ambiciones olímpicas: abarca varios temas, como son la guerra, la pobreza, la religión, la ciudad, el trabajo, la naturaleza y el hombre: una cosmovisión del mundo que nos rodea. Baraka es una palabra de origen Sufi –comunidad religiosa de corte islámico– que significa “aliento de vida”. Y ese mismo significado el compositor Michael Stearns lo retoma en un sentido literal para acompañar al espectador a lo largo de los 92 minutos de duración. El documental toma randes bríos con la innovadora estructura con la que está narrado, una constante e ininterrumpida musicalidad que nos obliga a reflexionar ante el maravilloso misterio de  la creación, de la cual el hombre, ya sea para su preservación o extinción, tiene un papel importante.





Publicado por Neif

1 comentario:

Anónimo dijo...

el link esta roto =(