septiembre 29, 2008

Pito Pérez anda suelto

“Si yo tomo es porque soy amigo de la verdad y me gusta embriagarme para decirla”; esta es la frase que distingue a un Pito Pérez valiente, soñador y bohemio que decide, mediante frases ágiles, inteligentes y llenas de humor, enfrentar a una sociedad inamovible, hipócrita y gris. Repleta de grandes terratenientes que, temerosos de perder sus riquezas con los cambios tan acelerados en los que se había desarrollado la vida política del territorio mexicano a principios del siglo XX, luchaba por consolidar una nación.
Lucha que las constantes traiciones políticas, y la imagen de un clero tan arraigado en la vida del pueblo, estaba lejos de ser ganada.
A principios de la primera década del siglo XX, México se encontraba en una constante sumisión que había dejado como resultado, los más de treinta años en el poder, de la dictadura del general Porfirio Díaz. En 1910 el político y portador de nuevas ideas de gobierno, Francisco I. Madero, con ayuda de un grupo de intelectuales y del pueblo, deciden levantarse en armas y proclamar un grito de protesta que se oiría en los próximos diez años, y que lleva por nombre La Revolución Mexicana.
El país tenía nuevas esperanzas, el pueblo tenía nuevos sueños, la tierra tenía nuevos dueños; ergo el país creció fuertemente, la moneda se consolidó, la justicia era justa y ha seguido siéndolo hasta la fecha, los niños crecieron fuertes y sanos, todo mundo tuvo acceso a una bonita casa, a un noble caballo que con los años se convirtió en un auto, a una mascota, y todos vivieron felices. No… creo que así no fue la historia, digo, en verdad esto no es algo nuevo, es algo que ya se sabe, y es que los malos siempre ganan, los pobres siempre pierden, la verdad no siempre es la vencedora, la justicia es ciega. Entonces… recapitulemos, ¿el pueblo estaba sometido? Sí, es verdad el pueblo estaba sometido e inconforme; ¿hubo una dictadura de más de treinta años? Sí la hubo; ¿Hubo un grupo de intelectuales que intentaron cambiar el México de la época por uno más justo, encabezados por Francisco I. Madero con ayuda del pueblo? Sí los hubo también, pero Madero fue asesinado, por… por… pongamos un nombre cualquiera para no levantar represalias ni enojos en los familiares del supuesto asesino; pongámosle por nombre Vicky, Victoria, Victoriano, y de apellido pongámosle Huera; sí, ya lo tenemos Victoriano Huera. Y el país se comenzó a hundir de nuevo, cierto es que la Revolución duró algunos años más, pero el orgullo de la gente ya había sido burlado, las lágrimas desperdiciadas y la risa acallada. Es precisamente, en momentos como estos en los que nacen personajes como Pito Pérez, que ante el terrible asco que les provoca la sociedad en la que están inmersos, prefieren echarse a reír, y ser tomado por locos, que vivir en un mundo ciego y gris, lleno de gente-ganado, sobria y aburrida, mocha, que no sabe más que aprenderse y hacer una letanía de su vida, un par de frases lastimeras que los mantengan con la mirada gacha, con unos cuantos metros de tierra, con los huaraches sucios, y el sueño olvidado y caduco de un México mejor.
“Si yo tomo es porque soy amigo de la verdad y me gusta embriagarme para decirla”.
Ahora comprendo la famosa frase de Pito Pérez, ahora entiendo su locura, su inconformidad, lo poco que encajaba entre los suyos, su apego a la muerte, sus ganas de vivir. Desalineado bebedor inspirado por un deseo embriagado de amar, de soñar con un México mejor, de creen en una sociedad más sana y llena de ilusiones, de amor y de esperanza, llena de tierra propia, de un pan nuestro, de una ciudadanía de todos.
Ahora comprendo la excelsa frase del poeta, que en un hetilizado grito de locura, nos conmina a vivir, a beber y a divertirnos.
Porque mientras haya un loco en esta sociedad, o en cualquier otra que le cante al amor, y a la verdad, y a la justicia y al buen vivir, habrá un Pito Pérez rondando por las calles, por las avenidas, por los campos hasta llegar al corazón de la gente, y anidar en él, como una cosquilleo, como un sueño, una premonición.
Porque mientras haya un hombre que deseé ser libre, habrá un Pito Pérez, que le diga cómo.


por Neif

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