“Si yo tomo es porque soy amigo de la verdad y me gusta embriagarme para decirla”; esta es la frase que distingue a un Pito Pérez valiente, soñador y bohemio que decide, mediante frases ágiles, inteligentes y llenas de humor, enfrentar a una sociedad inamovible, hipócrita y gris. Repleta de grandes terratenientes que, temerosos de perder sus riquezas con los cambios tan acelerados en los que se había desarrollado la vida política del territorio mexicano a principios del siglo XX, luchaba por consolidar una nación.
Lucha que las constantes traiciones políticas, y la imagen de un clero tan arraigado en la vida del pueblo, estaba lejos de ser ganada.
A principios de la primera década del siglo XX, México se encontraba en una constante sumisión que había dejado como resultado, los más de treinta años en el poder, de la dictadura del general Porfirio Díaz. En 1910 el político y portador de nuevas ideas de gobierno, Francisco I. Madero, con ayuda de un grupo de intelectuales y del pueblo, deciden levantarse en armas y proclamar un grito de protesta que se oiría en los próximos diez años, y que lleva por nombre La Revolución Mexicana.
El país tenía nuevas esperanzas, el pueblo tenía nuevos sueños, la tierra tenía nuevos dueños; ergo el país creció fuertemente, la moneda se consolidó, la justicia era justa y ha seguido siéndolo hasta la fecha, los niños crecieron fuertes y sanos, todo mundo tuvo acceso a una bonita casa, a un noble caballo que con los años se convirtió en un auto, a una mascota, y todos vivieron felices. No… creo que así no fue la historia, digo, en verdad esto no es algo nuevo, es algo que ya se sabe, y es que los malos siempre ganan, los pobres siempre pierden, la verdad no siempre es la vencedora, la justicia es ciega. Entonces… recapitulemos, ¿el pueblo estaba sometido? Sí, es verdad el pueblo estaba sometido e inconforme; ¿hubo una dictadura de más de treinta años? Sí la hubo; ¿Hubo un grupo de intelectuales que intentaron cambiar el México de la época por uno más justo, encabezados por Francisco I. Madero con ayuda del pueblo? Sí los hubo también, pero Madero fue asesinado, por… por… pongamos un nombre cualquiera para no levantar represalias ni enojos en los familiares del supuesto asesino; pongámosle por nombre Vicky, Victoria, Victoriano, y de apellido pongámosle Huera; sí, ya lo tenemos Victoriano Huera. Y el país se comenzó a hundir de nuevo, cierto es que la Revolución duró algunos años más, pero el orgullo de la gente ya había sido burlado, las lágrimas desperdiciadas y la risa acallada. Es precisamente, en momentos como estos en los que nacen personajes como Pito Pérez, que ante el terrible asco que les provoca la sociedad en la que están inmersos, prefieren echarse a reír, y ser tomado por locos, que vivir en un mundo ciego y gris, lleno de gente-ganado, sobria y aburrida, mocha, que no sabe más que aprenderse y hacer una letanía de su vida, un par de frases lastimeras que los mantengan con la mirada gacha, con unos cuantos metros de tierra, con los huaraches sucios, y el sueño olvidado y caduco de un México mejor.
“Si yo tomo es porque soy amigo de la verdad y me gusta embriagarme para decirla”.
Ahora comprendo la famosa frase de Pito Pérez, ahora entiendo su locura, su inconformidad, lo poco que encajaba entre los suyos, su apego a la muerte, sus ganas de vivir. Desalineado bebedor inspirado por un deseo embriagado de amar, de soñar con un México mejor, de creen en una sociedad más sana y llena de ilusiones, de amor y de esperanza, llena de tierra propia, de un pan nuestro, de una ciudadanía de todos.
Ahora comprendo la excelsa frase del poeta, que en un hetilizado grito de locura, nos conmina a vivir, a beber y a divertirnos.
Porque mientras haya un loco en esta sociedad, o en cualquier otra que le cante al amor, y a la verdad, y a la justicia y al buen vivir, habrá un Pito Pérez rondando por las calles, por las avenidas, por los campos hasta llegar al corazón de la gente, y anidar en él, como una cosquilleo, como un sueño, una premonición.
Porque mientras haya un hombre que deseé ser libre, habrá un Pito Pérez, que le diga cómo.
por Neif
septiembre 29, 2008
septiembre 19, 2008
Del terror a lo feo (2007)
La apertura que la tecnología nos va dando para hacer realizables diversos proyectos que requieran un cierto grado de sofisticación tecnológica, ha ido en aumento cada día más. Haciéndonos más alcanzable, realizar un cortometraje, la edición de una canción, o cualquier otra actividad por el estilo; de hecho, esa facilidad ha animado a nuevos creadores a realizar proyector como El proyecto de la Bruja de Blair, documentales como los de Michel More, o esta nueva producción española titulada Rec. Me llama un tano la atención y me sorprende que en España se comience a utilizar cierta técnica del terror psicológico a la manera gringa, parea poder acomodar un material como este, en los grandes mercados mundiales. y lo considero una lástima, ya que con anterioridad, España había estado realizando filmes de muy buena calidad, y lejos de comparación a cualquier película norte americana. La película de Rec, de los directores Jaume Balagueró y Paco Plaza, está llena de sonidos incidentales que le dan un matiz de real bastante peculiar; el filme nos habla de una epidemia que termina por contagiar a toda una serie de personajes que por diversos motivos se encuentran en el mismo edificio, la técnica que con la que está filmado simula es en un estilo video-reportaje. Con sonidos incidentales, al igual que los diálogos. Desafortunadamente, ni los unos ni los otros nos aportan nada nuevo, el tema está bastante trillado al igual que los diálogos, y algunas de las actitudes de los personajes. Cierto es que Rec más allá de proponer una nueva técnica de hacer cine, es un mensaje social que intenta acallar los constantes brotes de racismo que se han generado últimamente en España. Por desgracia el cine no solamente es educativo, sino una manera de expresión artística que se compone de muchos factores técnicos, de los cuales, por desgracia, despuntan muy poco en este presente trabajo.
por Neif
por Neif
septiembre 09, 2008
Nos amábamos tanto
En la década de los años setenta Europa fue sacudida por grandes acontecimientos, en particular el año de 1974 causó gran revuelo en el viejo continente. Algunos de los sucesos más importantes fueron: la crisis petrolera que hizo escasear el combustible a todos los autos de la Unión Europea, a raíz del conflicto árabe-israelí; la creación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, por parte de la CEE; la caída del régimen de Salazar, en Portugal; y en Italia Ettore Scola presentaba una de sus obras maestras titulada C'eravamo tanto amati (Nos amábamos Tanto). Filme que en 125 minutos, logra transmitirnos todo un universo con ayuda de una narración ágil, divertida e innovadora. La historia cuenta la vida política de Italia desde finales de la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Mussolini, hasta llegar a una Italia más democrática que lucha por salir lo mejor librada de las revoluciones ideológicas que intentan replantean el mundo de mediados del siglo XX. La historia, es conducida a través de la vida de cuatro inseparables y revolucionarios amigos (Gianni: Vittorio Gassman, Nicola: Stefano Satta Flores, Luciana: Stefania Sandrelli, Antonio: Nino Manfredi), quienes ven confrontados sus ideales, al cabo del tiempo, del amor, de la amistad y de un sentimiento revolucionario en común que los lleva a intentar hacer un mundo mejor. La exquisita trama te va llevando al compás de canciones de protesta que se intensifican de acuerdo a la acción, volviéndose una parte importante de la escena, aunque también, hay momentos en que la escena no contiene música de protesta y no por eso se traiciona la trama, Armando Trovaioli, quien se encargó de la música, tuvo el tino de hacer evidente una narración alterna a lo largo de toda la película; narración sonora que va desde música incidental, hasta las canciones de protesta, de modo que siempre tenemos un fondo musical que nos colorea la pantalla, aun cuando una buena parte del filme sea en blanco y negro, y al mismo tiempo tiene la maestría de ponernos una pantalla gris, cuando la escena fue hecha a color. La música va haciendo la trama, a la vez, que una serie de sucesos la van descomponiendo y volviéndola a armar, para demostrarnos que la vida es un segundo, instante que se compone de un acto heroico, cómico o estúpido, revolucionario o cobarde. Circunstancias que experimentamos a diario, y la sumatoria de estas, y el lado hacia el cual nos terminamos inclinando se va efectuar cinco segundos antes de nuestro último suspiro. Pero de todas las utopías que lleguemos a plantearnos y replantearnos en nuestras vidas, realizables o no, sean estúpidas, valientes o revolucionarias e intrépidas; hay una especie de membrana que nos ayudará a llevarlas a cabo, a protegernos a nosotros mismos y a los nuestros…. Ese caparazón con el que nos aventamos a la vida, es el amor, y la sinceridad con que veamos a la cara a éste es la certeza de que por más loco que sea nuestro sueño, hay una posibilidad de intentarlo, ya que el amor mismo es una utopía que vive en cada uno de nosotros.
publicado por Neif
publicado por Neif
septiembre 03, 2008
¡Despabílate amor!
El “No”, se interpreta la mayoría de las veces como una negativa, quizás como una falta de voluntad, de ánimo, de decisión. Pero pocas son las veces en que nos damos a la tarea de reflexionar sobre un “No” que denote una afirmación, una luz, una esperanza. El “No” afirmativo es por antonomasia el “No” del soñador, del poeta, de ese ser que por alguna extraña negación al tiempo, a la modernidad, a la muerte, alza la voz para decir: “No” a la alienación, “No” a la guerra, “No” a la falsa libertad de expresión, “No” al autoritarismo, “No” al vacío, “No” al vértigo, “No” a la negación de un “No” trascendente, combativo, torero.
Y entre afirmaciones negativas y negaciones que nos afirman y nos hacen creer y aferrarnos a nuestras raíces y a lo que somos y a lo que no queremos ser; el hombre se ha desenvuelto a través de cruentas batallas a lo largo de su historia. Miles de voces se han alzado a favor de la libertad, tantas como han sido acalladas a favor y poder de unos cuantos. ¿Cuántos se han marchado y a qué precio? Es precisamente cuando, haciendo un acto de reflexión, me detengo a valorar los afectos, que por medio de diversos materiales artísticos, numerosos creadores se dan a la tarea de darse a escuchar. Filmes como los de Eliseo Subiela, invitan a compartir la magia de un realismo mágico latinoamericano que aun no está perdido; películas como
El lado oscuro del corazón, No te mueras sin decirme a dónde vas o Despabílate amor; por nombrar algunas, forman parte de una realidad alterna que sale de la pantalla para meterse en nuestros corazones y recordarnos que mientras haya un “Aun no”, todavía hay esperanza, todavía hay sueños, todavía hay vida, todavía hay amor.
En particular, el filme de Despabílate amor es un despertar en sí mismo que te lleva de la mano por medio de distintos momentos de la vida del personaje principal (Ernesto), de su primer amor, de los momentos más críticos de la vida política de Argentina en el siglo XX. Al ritmo de los poemas de Mario Benedetti, y de una exquisita selección de rolas de los años sesentas y setentas; leyendas como Elvis Presley, Leonardo Favio, Juan “Tata” Cedrón, y una excelente selección de música bachiana de chelo, que en un ir y venir nos van llevando y trayendo entre recuerdos de épocas pretéritas hasta bien entrados los años noventa, años en los que desenvuelve la película, que al ritmo de pasos acalorados y versos libres, nos hace detener el tiempo para decirle un “Sí” a la vida, al arte, al amor, un “Sí” alejado de la muerte, de la inadvertida soledad del prójimo, del cansancio y de la sinrazón.
Y entre afirmaciones negativas y negaciones que nos afirman y nos hacen creer y aferrarnos a nuestras raíces y a lo que somos y a lo que no queremos ser; el hombre se ha desenvuelto a través de cruentas batallas a lo largo de su historia. Miles de voces se han alzado a favor de la libertad, tantas como han sido acalladas a favor y poder de unos cuantos. ¿Cuántos se han marchado y a qué precio? Es precisamente cuando, haciendo un acto de reflexión, me detengo a valorar los afectos, que por medio de diversos materiales artísticos, numerosos creadores se dan a la tarea de darse a escuchar. Filmes como los de Eliseo Subiela, invitan a compartir la magia de un realismo mágico latinoamericano que aun no está perdido; películas como
El lado oscuro del corazón, No te mueras sin decirme a dónde vas o Despabílate amor; por nombrar algunas, forman parte de una realidad alterna que sale de la pantalla para meterse en nuestros corazones y recordarnos que mientras haya un “Aun no”, todavía hay esperanza, todavía hay sueños, todavía hay vida, todavía hay amor.
En particular, el filme de Despabílate amor es un despertar en sí mismo que te lleva de la mano por medio de distintos momentos de la vida del personaje principal (Ernesto), de su primer amor, de los momentos más críticos de la vida política de Argentina en el siglo XX. Al ritmo de los poemas de Mario Benedetti, y de una exquisita selección de rolas de los años sesentas y setentas; leyendas como Elvis Presley, Leonardo Favio, Juan “Tata” Cedrón, y una excelente selección de música bachiana de chelo, que en un ir y venir nos van llevando y trayendo entre recuerdos de épocas pretéritas hasta bien entrados los años noventa, años en los que desenvuelve la película, que al ritmo de pasos acalorados y versos libres, nos hace detener el tiempo para decirle un “Sí” a la vida, al arte, al amor, un “Sí” alejado de la muerte, de la inadvertida soledad del prójimo, del cansancio y de la sinrazón.
Publicado por Neif
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